Obra que invita al espectador a sumergirse en un universo de caos controlado. Los colores intensos y las formas entrelazadas crean una sensación de movimiento constante, como si la jungla estuviera viva. En el centro, un rostro parece emerger de la maraña de formas, tal vez representando la figura de un rey que encuentra su poder en medio de la naturaleza indómita. Esta pintura transmite una mezcla de poder, misterio y conexión con lo salvaje, sugiriendo que, en el corazón de la jungla, hay un orden oculto regido por fuerzas ancestrales.
Acrílico sobre cartulina
39cm x 49cm
Obra única