Esta pintura pertenece a la serie «Ciudades en confinamiento», creada en el año 2020. La obra captura la esencia de la incertidumbre que marcó el inicio de la pandemia global, representa una ciudad oscura y sombría, con rascacielos que emergen casi como sombras, bajo un cielo encapotado que parece amenazar con una tormenta inminente. Los edificios están delineados con pinceladas gruesas y expresivas, que evocan la sensación de confusión y la falta de claridad en un mundo que se volvía cada vez más incierto. La noria, un símbolo de diversión, se muestra como abandono en medio de la frialdad y la soledad de la ciudad. Los reflejos en el agua, también oscuros y distorsionados, refuerzan la idea de un mundo fuera de foco, donde nada es como solía ser. El uso de colores apagados, con toques de azul, gris y amarillo, acentúa la sensación de desesperanza y aislamiento del confinamiento, un tiempo, de distanciamiento social y de un futuro incierto. La obra refleja la sensación colectiva de desconcierto y ansiedad que prevalecía en esos momentos, donde la claridad del pasado parecía desvanecerse y el futuro se veía borroso y lleno de incógnitas. Actualmente se encuentra en colección privada.
Acrílico sobre cartulina
55cm x 60cm
Ciudades en confinamiento