En esta obra, exploro de manera simbólica la profunda conexión entre las máscaras utilizadas en los rituales africanos y su persistencia en la religiosidad cubana contemporánea, específicamente en prácticas como la santería y el palo monte. Las máscaras en las ceremonias africanas no solo ocultan el rostro de quien las porta, sino que también actúan como canales que permiten a los espíritus ancestrales manifestarse en el mundo terrenal. Cada máscara es una representación simbólica de un antepasado, deidad o espíritu, y su uso en los rituales invoca la presencia de estos seres, creando un puente entre lo humano y lo divino. Esta tradición espiritual fue traída a Cuba por los africanos esclavizados y se fusionó con elementos del catolicismo, dando lugar a las religiones afrocubanas actuales. En estos cultos, las máscaras, aunque no siempre físicas, siguen cumpliendo un rol esencial: los practicantes se "visten" con la identidad de orishas (deidades) o espíritus durante las ceremonias, canalizando sus energías y actuando como sus intermediarios en la tierra.
Acrílico sobre lienzo
50cm x 70cm
Esencias eternas